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Lagunas de Ruidera, el parque turquesa de La Mancha Lagunas de Ruidera, el parque turquesa de La Mancha
Las bonitas y claras aguas del embalse de Peñarroya, son la entrada al Parque Nacional de las Lagunas de Ruidera. Su estratégica fortaleza de... Lagunas de Ruidera, el parque turquesa de La Mancha

Las bonitas y claras aguas del embalse de Peñarroya, son la entrada al Parque Nacional de las Lagunas de Ruidera. Su estratégica fortaleza de origen musulmán que data del siglo XII y su pronunciado acantilado donde se construyó en 1959 la presa del embalse, bien merecen una visita. La fortaleza que se ubica sobre una peña de tonos rojizos que explican el nombre que recibe este paraje rezuma historia y litera­tura. Realizado en mampostería y sillares, sus murallas y torres almenadas se recor­tan contra los diferentes colores del agua que dependiendo la hora en la que este­mos, pasan de los azules, a los dorados y rojizos cuando cae la tarde.

Frente al castillo se encuentra, el Centro de Interpretación e Información de la comarca del alto Guadiana, inaugurado en el año 2013, donde se puede conocer el contexto geográfico, histórico y natural de la tierra.

Hasta llegar allí las largas y rectas carreteras obligan a recordar los poemas de Campos de Castilla de Antonio Machado o a comenzar a pensar en nuestro Ingenioso hidalgo de la Mancha cuando contemplamos los molinos de Alcázar de San Juan o Campo de Criptana.

Molinos Campo de Criptana

En el caso de que el recorrido nose haga en este sentido sino en el contrario, que se acceda a las Lagunas desde Ciudad Real y se comience la visita por la Laguna Blanca, hay unas carreteras muy chulas que no se pueden dejar de transitar.

 

Coged el desvío de Carrizosa (CM-3775) para llegar a la (CR-6427) que va paralela al río Cañamares. La carretera no está en muy buen estado, pero totalmente transi­table y divertida, con un trazado abierto y paisaje plano. En dirección a Ossa de Montiel y entrando por un camino se atraviesa el arroyo de la mimbrera y desde ahí hay unas vistas espectaculares de la Laguna Blanca. A partir de aquí se puede acceder a la ruta tradicional atravesando lagunas como la de San Pedro, la Redondilla, etc.

Yo comencé la ruta desde el castillo de Peñarroya y partir de aquí la situación de la carretera cambia, dejamos las líneas rectas y la moto sale a la pista de baile a través de la CM-3115 con curvas amplias y ligeras que se cierran según vamos acer­cándonos a Ruidera.

Castillo de Peñarroya

Con sus más de tres mil hectáreas que abarcan cuatro términos municipales de Ciudad Real y uno de Albacete, las quince lagunas escalonadas, conectadas entre sí por cascadas y conductos subte­rráneos, constituyen un verdadero oasis dentro de las áridas tierras de la zona.

Desde Ruidera sale una carreterita a la que hay que ir a treinta, que bordea las lagunas, un lugar de gran valor paisajís­tico y biológico, con una gran diversidad de ambientes por descubrir y recorrer, aunque ahora con la gran sequía el paisaje no es el mismo, aún así, se disfruta de sus transparentes y turquesas aguas así como de sus gentes y su gastronomía. Muchos autores han hablado de esta zona y de sus particularidades, pero nadie como Francisco García Pavón. Para conocer más podéis dejaros encandilar con sus novelas o relatos, Voces de Ruidera, La cueva de Montesiones y otros relatos, Una semana de lluvia, etc.

La pequeña carretera de doble sentido bordea las lagunas muy transita­das de coches, motos, bicis y senderistas que paran una y otra  vez intentando captar esa imagen difícil de olvidar. La carretera tiene su fin en la Laguna Blanca, con lo cual, a la vuelta si se vuelve por el mismo sitio, se puede aprovechar  a realizar esa foto que se nos ha pasado y que sólo hemos visto a través de nuestro espejo retrovisor; como siempre digo, cuando hagas una fotografía, mira hacia atrás, muchas veces tendrás una captura igual o mejor que la que estás haciendo.

Aunque ahora, con la ausencia de lluvia, el agua escasea, de este espectáculo de lagunas hay que destacar la cascada el Hundimiento, llamada así por las inunda­ciones producidas en el siglo XVI, que llevaron a un hundimiento de la zona. La cascada de quince metros de altura comunica las lagunas altas y las bajas.

Pero si hay un lugar visitado ese es la Cueva de Montesinos, cavidad de origen kárstico de unos ochenta metros de profundidad, originada por el proceso de disolución que las aguas de lluvia han originado. Aunque más que por su morfo­logía, estas cuevas han pasado a la historia por su valor literario, ya que Miguel de Cervantes nos sitúa en su interior los capítulos XXII -XXIII, de la segunda parte de su genial y más conocida obra.

En todos estos humedales entre cultivos de secano y eriales, encontramos un gran refugio para un número muy elevado de aves acuáticas que encuentran alimento y reguardo antes de continuar con su camino de migración. Entre muchas especies se puede ver el porrón moñudo, el martín pescador y la garza imperial. Manuel López Sánchez en su Catálogo ornitológico del Parque Natural Lagunas de Ruidera, aproxima los diferen­tes elementos de la naturaleza (suelo, agua, clima, vegetación y fauna) a los visitantes, junto a los dibujos que le acompañan que como dice Domingo Blanco son “inmejorables”.

Lagunas de Ruidera

Bordeando estas lagunas destaca una vegetación emergente de volumen embalsado que en periodos de inundación cierran completamente la laguna como es el caso de la Laguna Cenagosa. Esta vegetación esconde los fondos de las lagunas, donde hay gran diversidad de especies de algas. Estando allí un señor de Tomelloso me contó que además de todas las plantas que se pueden ver en diferen­tes libros, existe una pequeña planta acuática llamada Utricularia australis, catalogada como especie amenazada, que es una planta carnívora de flores amarillas, que con  unos pequeños “utriculos” o bolsas, captura pulgas de agua, de donde obtiene los nutrientes que necesita. Me sorprendió el gran conocimiento que tenía de plantas, arbustos y en general  de todo el paisaje y me recomendó un libro que aquí os lo dejo para obtener mayor conoci­miento sobre la zona, Por tierras de la Mancha de Víctor de la Serna.

Entre sus numerosas lagunas, encontramos la de Ruidera que es la más grande y la que más agua lleva, la Laguna Lengua que me  impactó el seguimiento de las calizas en sus aguas ya que forman unos colores increíbles, la de Tomilla conocida como el Baño de mulas porque sus aguas forman una piscina natural perfecta para el baño y donde te puedes mezclar con las carpas que pasean tran­quilamente por sus aguas cristalinas.

Sin duda, la zona es un espectáculo de sucesión, no se si de lagunas o de pequeños lagos, de aguas profundas, transparentes y corrientes que van a ras de la carretera formando un paisaje que se posa en el alma, donde la vista es el más espiritual de todos los sentidos.

Texto y fotos: Gema de los Reyes / viajandoconmicamara.com

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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