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Paso del Pont de Rei Paso del Pont de Rei
El río Garona es uno de los “grandes” de Francia, desagua en su desembocadura más que el Sena, e incluso es utilizado por cruceros... Paso del Pont de Rei

El río Garona es uno de los “grandes” de Francia, desagua en su desembocadura más que el Sena, e incluso es utilizado por cruceros fluviales en buena parte de sus 500 kilómetros de recorrido. Este río “francés” nace en la vertiente norte del Pirineo aranés, y en su escapada hacia el país vecino discurre por un valle esculpido durante millones de años por el curso del agua. En una orografía tan abrupta, fue inevitable que aquel valle se aprovechara para tender una carretera que aliviara la inaccesibilidad de aquella zona y de paso comunicara con el país vecino… La raya fronteriza está justo sobre el “puente Rey”, o pont de Rei, que salta a la orilla opuesta del Garona. Ante las dudas, un hito de piedra así lo ratifica. Una simple carretera de doble sentido es suficiente para asumir un tráfico que atiende las necesidades locales.

Resumiendo, Pont de Rei es un lugar rodeado de montañas verdes donde trinan los pájaros y se disfruta de una temperatura agradable incluso en plena canícula; es el último confín del país, tan recóndito que a los historiadores les cuesta llegar… y a los autóctonos les cuesta soltar la lengua. Porque, en su condición de frontera, Pont de Rei atestigua historias de combates, exiliados… y unas manitas más o menos clandestinas de póker, como en seguida explicaré.

Paso del Pont del ReiLa primera de estas historias está doscientos metros antes de llegar a la frontera francesa, en una construcción encajada entre la carretera y el río. Es de planta baja, modesta en dimensiones pero que desprende un sutil toque de clase (entrada principal emporchada, buhardillas, un jardín de generosas dimensiones…). No tiene la arquitectura típica de un edificio aduanero pero tampoco pudo ser vivienda porque no hay tierras de cultivo o pastoreo. Despejemos el enigma, y presentemos el otrora popular casino del Pont de Rei, construido a finales del siglo XIX con capital francés, ya que los juegos de azar estaban prohibidos en el país galo. Alternó épocas de esplendor con otras de clausura, ya que las “leyes de moralidad” españolas de 1906 lo cerraron temporalmente… Eso sí, mientras estuvo abierto, fue un poderoso polo de atracción para ciudadanos de ambos lados de la frontera que tenían, en un lugar tan remoto, un espacio con salón de baile, ruleta e incluso alcobas reservadas para unos usos que nadie ha sabido concretar.

Tan popular fue el casino que incluso se construyó, en el lado galo, un tranvía que comunicaba Pont de Rei con la localidad de Marignac, distante 13 kilómetros y que tenía estación ferroviaria. La electrificación del tranvía también comportó la llegada prematura de la luz eléctrica a los pueblos que atravesaba (Saint-Béat, Arlos, Fos y el propio Marignac). En 1914 hizo el primer viaje. Ya en la frontera, unas calesas de caballos esperaban a los clientes para que no tuvieran que caminar aquel centenar largo de metros.

Durante la guerra civil, el puesto de Pont de Rei fue una de las “rutas del exilio”, y ya finalizada la contienda, lugar por el que muchos judíos huyeron de la persecución nazi hasta que Franco les prohibió el paso, atendiendo a las exigencias de Hitler.

En 1944, 4.000 guerrilleros republicanos entraron por Pont de Rei en lo que fue el último intento de doblegar a Franco: la Alemania nazi estaba en plena desintegración, y los comunistas en el exilio consideraron que las potencias aliadas les echarían una mano para expulsar al fascismo también de España. El aislamiento del valle de Arán facilitó una rápida conquista de los pueblos aledaños a Pont de Rei, pero aquella reconquista ni siquiera llegó a Vielha: una semana después, un número netamente superior de soldados franquistas les hicieron replegarse precipitadamente, para no volver. La ayuda aliada nunca llegó porque, con los nazis en desbandada, la dictadura franquista se vendió como “bastión” anticomunista, lo que fue suficiente -e incluso conveniente- para los países aliados. Ocho años después del desembarco norteamericano en Normandía, los mismos soldados que patearon culos nazis establecieron bases militares en Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Morón y Rota. Tactismo geopolítico en estado puro.

Varadero

Pero volvamos a Pont de Rei: la clausura del casino y la mejora del transporte por carretera precipitó la clausura del tranvía en 1954. A día de hoy, es posible seguir su rastro ya que la mayoría de estaciones han quedado en pie, reconvertidas en edificios municipales o albergues.

El antiguo puente de piedra de Pont de Rei, un peligroso y estrecho “zig-zag”, fue sustituido por otro más recto, ancho y seguro. En el lado francés, las cabinas del puesto aduanero de Melles se oxidan por cortesía del Acuerdo de Schengen mientras el edificio principal acoge el Centro de Cooperación Policial y Aduanero, donde trabajan coordinados la Gendarmerie, Police Nationale, Guardia Civil, mossos d’Esquadra y policía Nacional. Junto al edificio, el hôtel des deux nations se viene abajo sin que nadie se moleste ni siquiera en apedrear sus vidrieras.

 

Texto y fotos: Manel Kaizen

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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