Recordando a “Charly” Falcón
Manel KaizenNoticias 15 enero, 2024 Quique Arenas 0
Ante todo, aclaro que solo coincidí con “Charly” Falcón una vez hace casi cuatro años, así que tenéis todo el derecho a pensar que no soy el tipo más indicado para ensalzar virtudes de una persona de la cual nunca supe gran cosa: estado civil, miedos, pasiones, si le gustaban los helados de fresa o ni tan siquiera su edad concreta… Y sin embargo, seguro que hoy hay muchos discípulos de aquel instructor de TwinTrail con el alma encogida, y no precisamente porque el marketing diga que es blue monday.
En febrero de 2020, dos futuros pilotos del Dakar nos dieron un cursillo de conducción “off-road”, uno de ellos era Isaac Feliú, y el otro, Carles Falcón. Isaac era un padre rudo que nos arengaba diciendo que “caerse era uno de los objetivos del curso”, porque si queríamos ver incrementada nuestra destreza como pilotos, debíamos asomarnos a ese inmenso foso que rodea nuestra zona de confort, y saltarlo creyendo en nuestras posibilidades. Como un contrapoder, el “poli bueno” era “Charly”, un bálsamo emocional que nos tranquilizaba diciendo que aquí estábamos “para divertirnos”, y que al final del día todos sin excepción seríamos “cojonudamente mejores sobre la moto”; por supuesto, también era el brazo oportuno que ayudaba a sacar las motos del barrizal, que te sostenía cuando perdías la trazada sobre el tablón, o que te susurraba “vamos, la moto puede y tú también” cuando dudabas ante aquella escalofriante trialera en cuesta.
Que Carlos cuidara de nuestra integridad durante el curso se podría considerar su deber como instructor, pero lo que realmente le hizo destacar eran las formas: “Charly” era endiabladamente diestro con la moto, pero sabía transmitir cercanía y complicidad, generando confianza en todos nosotros sin una insinuación de suficiencia, pedantería o su inevitable superioridad jerárquica. Literalmente, aquel instructor se fusionó con sus alumnos, perfectos desconocidos todos, para convertirse en ese “colega que sabe mucho de off” que a todos nos gustaría tener delante para seguir su trazada.
Este don de gentes puede adquirirse parcialmente con el tiempo y la experiencia, pero esos valores tienen que venir necesariamente de casa, haber sido un buen hijo de sus padres y un “amigo de sus amigos”, frase estereotipada que en este caso es malditamente cierta.
Dejo para los más allegados las reflexiones más sentidas sobre Carles, yo solo soy un tipo que un día pasó por allí y, en diez minutos, supe que había conocido a una gran persona que empujaba por el lado bueno del mundo. Seguro que nuestra desolación quedará en parte enmascarada diciendo que “murió haciendo lo que le apasionaba”, y que él ha vivido en cuarenta y tantos años lo que otros no conseguirán aunque nazcan cuatro veces, pero el guionista es así de cabrón, y los que vamos resistiendo observamos que, a nuestro alrededor, nos tenemos que despedir prematuramente de más personas de las que quisiéramos. Interioricemos esta lección vital: nadie nos garantiza una larga vida, así que mejor dejemos a un lado las gilipolleces de patio de colegio y centrémonos en hacer que nuestro milagro de existir mereció la pena.
Ah, y si algún otro individuo o individua comete esa monumental falta de educación que es marcharse antes de tiempo, por favor escribid bien y sin ira, procurad que vuestro último post en las redes sociales sea tan bonito como el de Carles: “Hoy prólogo de 27 km, pero ha sido bien entretenida y liada. Lo mejor, la foto y el podium de salida del @dakarrally junto con el equipazo que tenemos de @twintrailracingteam gracias @isaacfeliu @aleixllv @carla.ride por volver a hacerlo realidad.
Y ahora a dormir, que mañana ya empieza el rock&roll con una especial de más de 400 km”.
Manel Kaizen.-
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