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Vuelta a empezar: Historia de un viaje en moto por América Vuelta a empezar: Historia de un viaje en moto por América
Hola. Mi nombre es David Pueyo, tengo 37 años y soy una de esas personas que jamás se va a arrepentir de no haber... Vuelta a empezar: Historia de un viaje en moto por América

Hola. Mi nombre es David Pueyo, tengo 37 años y soy una de esas personas que jamás se va a arrepentir de no haber perseguido sus sueños. Estoy contento, orgulloso, por qué no decirlo, de haber sido capaz de dejarlo TODO y materializar algo que me rondaba por la cabeza desde hacía mucho tiempo.

Soy de los que pienso que no hay que esperar a que las cosas vayan mal para regalarte un cambio y explorar fuera de tu área de confort. Todos nosotros en algún momento en la vida lo necesitamos, con la diferencia entre aquellos que lo hacen y los que no. Evidentemente, ambas son decisiones igual de respetables.

Mi historia nace en el 2015, en un momento en el que todo me iba muy bien y no me faltaba de nada. Tenía un buen puesto de trabajo, cantidad y calidad de amigos, un entorno familiar envidiable, capacidad de ahorro, pequeños lujos, casa, moto y perro. Una buena vida montada, vaya. Una vida con la que era feliz, sin duda, pero con la que era incapaz de cumplir un sueño que era viajar y conocer (me refiero a un viaje de esos que te permiten desconectar 100% y vivir cada día como si fuera el primero). Conocer otros países, otras culturas, otras formas de pensar y de hacer.

Así que lo abandoné todo y me lancé a esa aventura que es viajar sin destino.

David Pueyo, en Belize.

Viaje en moto por Latinoamérica

Decidí que un buen lugar para empezar era cruzar al otro lado del charco, así que inicié el viaje en Brasil, después volé a Ecuador y en autobús llegué hasta Cali (Colombia) donde, sin ser “muy motero” hasta ese momento, decidí comprarme una moto (trail) y empezar a viajar de otra manera.

La idea era conocer Sudamérica e ir descendiendo por la parte del Pacífico hacia el sur dirección Ushuaia (el fin del mundo) y después volver a subir por la otra parte (costa atlántica), cruzando el Río Amazonas desde Brasil hasta llegar por la selva peruana de nuevo a Colombia.

No me importaba llegar a ninguna parte en concreto, sino descubrir por el camino. En el viaje no cabían agendas, prisas ni prejuicios. Mi idea era conocer todos los países que me fuera encontrando por el camino y vivirlos en primera persona (su cultura, su gastronomía, su idiosincrasia…).

Descargando moto en Amazonas (Tripe frontera)

Un año justo después de haber recorrido 9 países y llevar 45.000 kilómetros a mis espaldas, llegaba a Colombia de nuevo, con mil experiencias, anécdotas y alguna que otra cana de más. Volvía a los orígenes del viaje.

Fue tan brutal la experiencia que había vivido que decidí continuar y recorrer todo Centro América hasta llegar a México. Cerca de un año más de viaje. Esta vez acompañado de una chica que conocí en Santiago de Chile unos meses antes, que lo dejó también todo y que en la actualidad es mi mujer.

Playa Pavones (Costa Rica)

Recorrimos todos los países hasta llegar a Tijuana, en la frontera con EEUU. Esta vez fueron otros nueve países más y 20.000 kilómetros.

En este tiempo escribí un blog de mi viaje, un poco peculiar, cuyo hilo argumental trata de la relación con mi moto, el día que nos casamos en Cali, la luna de miel, un intento de divorcio (después de cruzar un desierto en Bolivia, un accidente, perdernos y quedarnos sin gasolina, todo el mismo día), las bodas de plata (primeros 25.000 kilómetros), etc. Se le puede echar un vistazo aquí: www.elcirculotravel.com/blog

He vuelto a España hace unos meses decidido a hacer de mi pasión mi profesión, así que acabo de crear un proyecto con el que viajar a diferentes partes del mundo (Colombia, Marruecos, Brasil, Chile y Argentina) con viajeros que amen el turismo en moto. Viajes de aventura 100%. El proyecto se llama El Círculo Travel.

A nivel de anécdotas puedo decir que he vivido de todo y me ha pasado de todo. Aunque siendo sincero, todavía me encuentro en el proceso de asimilar todo el viaje, y sobretodo, de darle un sentido en conjunto. Es algo que suele pasar.

Volcán Arenal (Costa Rica)

Os cuento por encima alguna de las anécdotas que me vienen a la cabeza:
– El primer día del viaje, solo salir, en la primera rotonda, tuve un accidente con un coche y que tras el impacto y mi posterior caída, se dio a la fuga. ¡Se dio a la fuga! Algo normal en según que países pero que aquí en España es muy difícil. Eso está únicamente al alcance del Vaquilla y de pocos más, jajaja. Quedé tirado en el asfalto, con una de las maletas rotas y toda la dirección de la moto dañada. Me recuperé rápido, arreglé la moto y al cabo de dos días volvía a retomar el viaje con la misma ilusión.

Tikal (México)
– Una de las etapas más exigentes del viaje fue cuando visité el Salar de Uyuni en Bolivia y tuve que cruzar el desierto hasta llegar a San Pedro de Atacama en el norte de Chile. El último día, en una zona complicada, la moto se clavó en la arena y me caí, tuve que andar algún kilómetro a través del desierto hasta encontrar a un señor que accedió a ayudarme y levantar la moto. Continué y al cabo de unos kilómetros el GPS dejó de marcarme el camino y me perdí (al final encontré a dos personas de casualidad que iban en una camioneta y que me pudieron orientar). Y para colmo, ese mismo día me quedé sin gasolina entrando en Chile y en una zona desértica alejada de cualquier rastro de vida. Únicamente un pequeño poblado minero y un volcán humeante.
– Otra experiencia que tuve fue navegar de punta a punta todo el Río Amazonas desde su desembocadura en Belém (Brasil), hasta un pueblo en Perú (Yurimaguas), donde empezaba la carretera para poder continuar por tierra. ¡Impresionante! Fueron 17 días para recorrer unos 7.000 kilómetros en 4 barcos diferentes (2 brasileños y 2 peruanos), durmiendo en hamaca, comiendo regular (17 días de viaje, 17 días de diarrea), visitando aldeas indígenas, conociendo mucha gente local y luchando para cargar y descargar la moto con poleas en cada puerto. Un peligro y un show a la vez.
– En Colombia me robaron todo el dinero un par de policías de carretera. Se inventaron una infracción y la única manera para que me dejaran ir era pagándoles. Así que después de sufrir mil amenazas, tuve que “pasar por caja” para poder continuar. El único robo que he tenido en 2 años me lo hizo la policía, ¡jajaja! Para no creerlo.

Lago Yojoa I (Honduras)
– Tuve también problemas graves en dos ocasiones cruzando fronteras con la moto. Quizás de las peores situaciones que tuve ya que vi peligrar la continuidad del viaje en ambas.
La primera fue cuando quise cruzar la moto por mar desde Colombia a Panamá (es imposible por el estrecho de Darién), pero no me dejaron por un tema burocrático, así que me tocó abandonar la moto y venderla en Colombia, volar a Panamá y comprar otra ahí. Una pequeña gran historia.
El otro problema fue para cruzar de Panamá a Costa Rica, donde en la frontera tuve que pagarle “por debajo de la mesa” 100 dólares al funcionario de aduanas para que nos dejaran pasar con la moto. Un corrupto. Me pedían 250 dólares, menos mal que alguna de las cosas que se aprenden viajando es a negociar y a solucionar rápido los problemas que a veces llegan.

Para Motoviajeros, David Pueyo

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

  • Biker México

    28 diciembre, 2018 #1 Author

    Buenas noches carnales, en caso que necesiten apoyo en el territorio Mexicano o bien en latinoamerica estamos para poder apoyarlos somos Biker México y Biker México y latinoamerica les dejo nuestro mail : bikermexico@gmail.com, saludos y excelentes rutas

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  • Ma Mol

    22 junio, 2019 #2 Author

    Excelente el viaje sin fin, un viaje que todo motociclista sueña y que pocos pueden acceder, los mios siguen teniendo fin, pero sigo viajando, mucha suerte y larga vida en moto a todos los soñadores.

    Responder

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