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La Vuelta en Moto de Mariano Albornoz La Vuelta en Moto de Mariano Albornoz
La Vuelta en Moto es más que un proyecto. Es pasado, presente y futuro. La Vuelta en Moto son años de pensamientos, de deseos,... La Vuelta en Moto de Mariano Albornoz

La Vuelta en Moto es más que un proyecto. Es pasado, presente y futuro. La Vuelta en Moto son años de pensamientos, de deseos, de charlas, de mates. Pero sobre todas las cosas, La Vuelta en Moto es un sueño. El sueño de Mariano Albornoz. Y es el sueño de recorrer nuestro mundo, de sur a norte, de oeste a este, conociendo a su gente y su cultura.

Nunca te preguntaste alguna vez para qué naciste? Para qué estás en este planeta tan hermoso? Bueno, esa pregunta me la vengo haciendo hace mucho, y hoy en día todo lo que pienso y vivo lo miro desde otro punto de vista.

Imagínate trabajar todo el día para llegar a casa a última hora de la noche y tener sólo un poco de tiempo para lo que más te gusta: mirar un documental del parque nacional Mana Pools en Zimbabwe, charlar con alguien de la soledad de las ruinas de Tikal envueltas en la selva guatemalteca, leer un libro sobre el cruce del Tibet en bicicleta. El tiempo restante imagínate usarlo en imaginarte tomando un té en el desierto del Sahara con una tribu nómada tuareg, divagar perdido en el mercado de Urumqui de la China Occidental, escuchar unos huapangos norteños en San Luis Potosí Mexico… y así mucho más.

Entonces, inevitablemente te viene a la cabeza la pregunta: ¿para qué estamos en esta tierra? ¿Acaso no estamos para conocerla? Para conocer sus más recónditos lugares y su gente con culturas tan diferentes. Y creo que no debe haber persona que tenga por respuesta un NO,¿¿¿ o sí???

Salí con una Yamaha XR 125 de Buenos Aires hace casi 2 años y ya van casi 60.000 km de recorrido. Soy Mariano del Mundo, tengo 30 años. Argentino, del barrio de Saavedra, hincha del club atlético Platense. Un motero de sangre, ¡¡¡y un lunático viajante!!!

No voy a olvidar ese día que salí del Club camino hacia el más allá. Salí con el sueño de dar la vuelta al mundo pero sin saber hasta dónde llegaría… ¡presupuesto poco, moto pequeña!, pero paso a paso fui subiendo desde Argentina hacia el norte, así que todo el camino comenzó a tomar forma. El primer país en visitar fue Chile y fue por el norte, quizás la parte más dura ya que hubo que atravesar el desierto de Atacama y la cordillera de los Andes, para dirigirme al sur de Perú. Allí los caminos son largos, rectas infinitas, y calores y fríos pesados. Pero no había opción; había que seguir. Los días eran muy calurosos y las noches gélidas. La mayoría de la veces mi hotel era mi tienda de campaña, en medio del campo o en gasolineras; y así, poco a poco, cruzo de Perú a Ecuador, un país pequeño pero verdaderamente bello.

Una vez llegado a Colombia entro en un país muy bonito. El camino en principio es ir a Cali y luego recorrer el eje cafetero. Colombia es un país hermoso y su gente lo hace grande. Después de trabajar unos meses en la empresa King Aluminium logro mejorar y hacer unas reformas a la moto: ya estaba mentalizado en que tenía q cruzar a América central. Eso sí, pasando antes por la Republica Bolivariana de Venezuela.

Para cruzar a Panamá necesité casi 15 días. El tema allí era esperar el barco justo para que lleve la moto al puerto de Colón en Panamá. Pero la cosa venía con demoras, muchos pequeños barcos salían todos los días, pero te dejaban a mitad de camino y como sabía cómo era el tema, tenía que esperar al Doris Hill, nombre de la embarcación que estaba atracada en el puerto de Turbo. Así que tras una larga espera se da el zarpe y atrás de ella me voy a Panamá City. Interesante entrar en América central. La verdad es que es una gran Selva y dentro de ella hay grandes ciudades.

El recorrido en América central consintió en atravesar Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Belice. Para mí, Nicaragua y Guatemala se llevan todos los premios, me gustaron mucho. No puedo dejar de agradecer a toda su gente, ya que son muy hospitalarios y me han ayudado mucho en todo lo que tiene que ver con el hospedaje, así que tras completar América Central llegó la etapa de América del Norte. Y entrar a los Estados Unidos Mexicanos. ¡Pufffff un país giganteeee! Jamás lo hubiese imaginado, pero México es muy, muy grande. Allí, la estadía que te dan en las fronteras es de 6 meses y uno puede renovar. Así que por ese lado es genial ya que no hay problemas de estancia, cosa que en otros países no es así; en muchos te dan 3 meses y en América Central te dan 90 días para recorrer unos 4 países… ¡poco para todo lo que hay que ver!

México comenzaba. Un país hermoso y con gente de primera. En esos 6 meses recorrí casi 23 estados de los 32 que conforman el país, que tiene lugares alucinantes…

Ya comenzaba a soñar con cruzar el océano para desembarcar en Europa. Así que me pongo a trabajar en eventos de motos y a organizar el cruce de la moto: sabía que sería largo y con muchos trámites, ¡pero gracias a la hermandad motera todo fue más simple!

En febrero despacho la moto desde el puerto de Veracruz destino Barcelona. Y allí, después de 45 días voy por mi moto. ¡El momento en que logré sacarla del puerto y ponerla en marcha fue uno de los más felices! Y allí comenzó la cuarta etapa, que actualmente es la vigente. ¡Estoy en Europa!

No sé realmente los países que visitaré, no creo que todos, llevo ya dos meses recorriendo España, pero sí iré a Francia, Italia, Alemania, Suiza, Holanda, Bélgica y quizá los países del Báltico. El plan es ir hacia los países nórdicos y llegar a Cabo Norte para luego entrar a Rusia y seguir camino hasta Vanino que está ubicado en la otra punta del país, para luego cruzar a Japón y llegar al destino, que es la fábrica de Yamaha. ¡Pero para eso sí que falta un largo camino!

Si me preguntan qué hay que tener en cuenta… ¡Mucha paciencia! Sobre todo en las fronteras. Hay que armarse de paz interior, porque a veces te vuelven loco, y una clave si vas a entrar en las grandes capitales, hacerlo los domingos si es que coincide, ya que el tránsito es menor. Luego otra cosa muy importante es estar metido en el ambiente motorista, ya que hay grupos y comunidades de motos que ayudan a los viajeros y eso, aunque no lo crean, disminuye mucho los riesgos. Así que esa fue una de las medidas de seguridad principales que tomé. Allí, del otro lado los moteros son muy solidarios y te dan lo que tienen, y lo que no… ¡también!

Lo importante es tomar la decisión y dejar atrás los miedos y la paranoia que los medios de comunicación transmiten, créanme que no todo es tal cual lo cuentan.

Siempre digo y diré que los buenos somos más. Lo que pasa es que los malos son pocos pero se llevan toda la prensa porque es lo que vende hoy en día.

Y una cosa más… Queridos amigos de la Revista Motoviajeros… confíen en su instinto, ¡es muy importante!

Para Motoviajeros, texto y fotos:
Mariano Albornoz // www.lavueltaenmoto.com

 

 

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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