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De Estrella a Stella De Estrella a Stella
Es el segundo fin de semana de julio cuando el calendario está bien marcado, para intentar organizar mi trabajo y poder escaparme unos días... De Estrella a Stella

Luismi Muñoz, durante el viaje a la Stella Alpina.

Es el segundo fin de semana de julio cuando el calendario está bien marcado, para intentar organizar mi trabajo y poder escaparme unos días a los maravillosos Alpes que me tienen enamorado desde hace mas de veintinueve años, en el que los fines de semana aprovechaba a hacer pequeñas rutas por esos parajes con mi querida Vespa Iris 200.

Sí, tuve la doble fortuna de poder vivir una temporada en Florencia allá por el 91, con el fin de completar mi formación académica, y sin saberlo la de inocularme la pasión por los viajes en moto; con escaso dinero recorría aquellos bellos puertos y en mis paradas, la simplicidad con la que viajaba, hacía que enseguida se establecieran conexiones con otros motoristas; para mí la moto siempre ha sido la llave de la socialización. Pues bien, en uno de esos fines de semana en los que cambiaba los libros por el manillar de mi Vespa, decidí visitar Torino, la coincidencia de mi matricula de Toledo con la de Turín me proporcionaba muchos acercamientos y conversaciones, y fue en una de las estaciones de servicio, en la que coincidí con un numeroso grupo de vespistas, dispuestos a pasar su fin de semana. Enseguida se interesaron por mí y por mi matricula y en unos minutos de conversación me invitaron a que los acompañase como su invitado “Speciale”, se dirigían a Bardonecchia, un pequeño pueblo que conocía por su estación de esquí, y posteriormente Villa Olímpica. Llegamos al pueblo y cuál fue mi sorpresa al detenernos en frente de la pequeña estación de tren donde se congregaban un gran número de motoristas, que alegres y con unas latas de cervezas enormes (aún las recuerdo) se disponían a aprovisionarse de gran cantidad de comida y bebida para pasar allí en una gran prado en las afueras del pueblo a disfrutar todos juntos en tienda de campaña, un fin de semana en hermandad. Debo decir que no había demasiada gente en la zona de acampada, pero sí lo suficiente como para embriagarme de comida, bebida y numerosas conversaciones hasta el amanecer (no pegué ojo aquella noche). Me sorprendió ver que los asistentes no eran solo italianos, sino provenientes de numerosos países europeos.

Stella Alpina

Sin saberlo y por simple azar me encontraba en una reunión, en la que a la mañana del domingo se hacía una excursión para intentar cruzar la frontera italo-francesa por el Colle de Sommelier. Aquella mañana recuerdo ver enormes motos de campo y la África Twin 750 y la Teneré me parecían motos grandísimas comparadas con mi pequeña scooter, en la que a duras penas pude subí esa mañana para emprender la excursión. Salimos del pueblo e iniciamos la subida por un camino infernal, (que ahora ya se encuentra asfaltado hasta la pequeña pedanía de Rochemolles); allí fue hasta donde difícilmente llegué, pues temía por mi seguridad y sobre todo por la de la moto, metí la cabeza en el caño de un pilón al pie del camino, para intentar despejarme de aquella noche de bebidas espirituosas, y en ése punto, fue donde me despedí de toda aquella gente maravillosa que nunca volví a ver. Efectivamente, había asistido a mi primera Stella Alpina sin tener conocimiento de ello.

Pasaron muchos años y por las redes sociales conocí más de aquella reunión a la que sin saber había asistido. Tenía que volver…

Stella Alpina

El año pasado tuve la fortuna de poder repetir, pero esta vez de la mejor manera, con una Africa Twin 750 del 91, para emular aquél año de mi visita; comprada de segunda mano tres días antes de emprender el viaje. ¡Y qué viaje! Cada kilómetro era una incógnita, pues en realidad no sabia cómo se encontraba mecánicamente la moto. Finalmente fue un éxito, sin pasar de 110 km/h fui y volví sin ningún problema, solo exceptuando que tuve que parar en mi subida al Col dÁres , para limpiar el filtro del aire.

Todo en Bardonecchia había cambiado, ya no se acampaba en el pueblo sino en lo alto de la pista al lado del Refugio Scarfotti (2.165 m). Esas dos noches para mí fueron especiales, un lugar digno de visitar. La cantidad de asistentes era la justa y no por ello, nadie molestó a nadie, un respeto y camaradería total en la que compartimos viandas, hogueras y, cómo no, grandes conversaciones.

Stella Alpina

Ese fin de semana se presentó lluvioso y la subida al Colle de Sommelier (3.009 m) se me hacía comprometida, y sobre todo por el hecho de que tenía que volver a casa de la mejor manera posible, así que el domingo por la mañana y como se hacía ya en 52 ocasiones la pequeña furgoneta de la “no organización” ascendió por los primeros “tornantis” para allí repartir bebida, bocadillo, y la mítica medalla. Sinceramente me quedé con las ganas de subir hasta el final de la pista.

Stella Alpina

Este invierno pasado, como viene siendo habitual volví a participar en la reunión libre de la “Estrella de Javalambre”, cita con tintes homólogos a los de la “Stella Alpina”. Donde tuve la inmensa fortuna de llevarme el premio gordo: ¡Un fin de semana gratis en la nueva África Twin!, premio otorgado por la empresa de alquiler de motos y viajes PauTravelMoto. Ya la habíamos liado –pensé-, y gracias a la gentileza de Pau y al enorme esfuerzo que hizo por dejarme la moto para volver a intentar la conquista del Sommelier en plena temporada alta, es de agradecer y mucho. Volvía a por mi tercera Stella Alpina. Pero esta vez en una moto moderna y además automática… yo que soy de la vieja escuela, tuve mis reticencias, pero he de señalar que el sistema DCT es una gozada y tanto la conducción por puertos y pistas alpinas fue toda una experiencia. Repito, ¡mil gracias Pau!

En esta ocasión decidimos plantearnos una ruta de llegada y vuelta a desde el Valle de Rochemolles por una serie de puertos menos conocidos por mí. Tras recoger la moto en Barcelona, llegamos a “Le Camping Moto” cerca de la localidad francesa de Crest. Un sitio aconsejable y exclusivo para los amantes de las dos ruedas, como para hacer de base para recorrer las numerosas carreteras que lo rodean, aunque a pesar de pequeños inconvenientes con los propietarios por unos temas que algún día contaré, y que al final se solucionaron pidiéndonos disculpas, lo utilizamos efectivamente como punto de enlace y descanso tanto de la ida como de la vuelta.

La ruta que hicimos de ida fue la siguiente y os recomiendo emularla. Col de Cabre, Gap, Barcelonette, col de Vars Mont Columbis, col de Lisoard, Biançon, col de lÉchelle , Bardonecchia. Vuelta: Col de Sommelier, Biançon, col de Lautaret, Alpe D´Huez por el col de la Sarenne, Vizville, Pont de Claix y Vercors: Saint Nizier, Villar de Lans , San Nazaire y llegada al Camping.

Stella Alpina

En esta ocasión, aunque no logré llegar al mismo Colle de Sommelier, pues la nieve nos lo impidió, sí pudimos ascender hasta los 2.823 m. Faltó poco… así fue como una estrella turolense me llevo al Edelweiss. En esta edición 53 del Encuentro Motociclista Internacional Stella Alpina, “el piu alto rally d’Europa” nos recibió con un tiempo esplendido, para disfrutar de una de nuestras grandes pasiones como es la de viajar en moto disfrutando de los paisajes y las personas que nos encontramos en ruta.

Para Motoviajeros, Luismi Muñoz (Alcaén)

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

  • Alfonso Aránega

    5 septiembre, 2018 #1 Author

    Una ilusión el poder hacerla algún día. Peter Blue ya te pilla le por banda

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  • Roberto

    3 diciembre, 2018 #2 Author

    Que envidia!! Pedazo de viaje.

    Responder

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