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La berrea en el P.N. de Cabañeros La berrea en el P.N. de Cabañeros
Aún recuerdo las historias de mi abuelo Pepe cuando yo era niño. Sin pestañear, siempre sorprendido, le pedía que me contara una y otra... La berrea en el P.N. de Cabañeros

Aún recuerdo las historias de mi abuelo Pepe cuando yo era niño. Sin pestañear, siempre sorprendido, le pedía que me contara una y otra vez sus historias de lobos, águilas y ciervos. Siempre he creído que mi abuelo, pastor durante años en los Montes de Toledo, no se inventaba aquellos relatos. Es más, con el tiempo, descubrí que la vida en el campo es mágica. Y abrumadora. Como en época de berrea, un espectáculo natural que tiene lugar con las primeras lluvias del otoño. A veces, si el frío se adelanta y las gotas empapan la tierra, los ciervos comienzan su cortejo a finales de agosto… pero este año, en el arranque de octubre, ya estaban hartos de peleas y bramidos.

A pesar de las lluvias, lo cierto es que durante unos días hizo acto de presencia el veranillo de San Miguel, circunstancia más que oportuna para probar los guantes estivales UNIK C56 y comprobar maravillado lo bien que ajustan y se comportan. La ruta admite múltiples posibilidades, pero sin duda alguna lo más interesante es llegar hasta el municipio de Los Yébenes (Toledo), y desde allí adentrarse en la N-401 dirección Ciudad Real por el carreterín TO-3249 en dirección a Los Cortijos. Desde el desvío de la Nacional hasta el que marca el acceso a Los Quintos de Mora tenemos 22 kilómetros de fincas y sotobosque. Hay que circular con precaución, ya que se trata de zonas de caza mayor y en cualquier momento pueden cruzarse venados, jabalíes, corzos… y algún que otro zorro despistado. La conducción diurna es agradable y pausada -o debería-, pero si volvemos al anochecer hay que andar con mucho cuidado.

La berrea inunda muchos de los montes nacionales donde el venado campa a sus anchas. Pero no cabe duda que el Parque Nacional de Cabañeros es uno de los enclaves más especiales para poder asistir al celo de estos animales.

Rodeado de fincas pertenecientes a Juan Abelló, Los Quintos de Mora ha sido el lugar escogido para asistir, sobrecogido, al celo de esta imponente y cornúpeta res.Después de una larga recta de acceso, la pista asfaltada finaliza en la casa donde se bifurca el camino rumbo a la monteña localidad de Marjaliza.

En las grandes extensiones de Los Quintos de Mora, machos y hembras pastan calmadamente durante buena parte del año. Durante la berrea, esa calma se rompe, y la actividad de los ciervos se vuelve frenética debido a un aumento de testosterona. Buscan sus objetivos, alzan sus corvas y… cubren los montes con sus atronadores mensajes. En el silencio montaraz, el panorama es ensordecedor. Y aquí, acostumbrados como están a la presencia humana y al tránsito de vehículos, no se espantan ni tienen temor alguno ante la presencia de nuestra moto.

En realidad, la excursión se convierte en todo un raid fotográfico en el que hay que permanecer alerta a cada segundo, ya que las especies de fauna y flora que se concentran en este enclave privilegiado del centro peninsular son, en sí mismo, un auténtico espectáculo.

El amanecer y el ocaso son los dos mejores momentos para presenciar las disputas de estos espléndidos mamíferos por seducir a sus odaliscas. De regreso a Los Yébenes, localidad montuna de excelsa gastronomía, se hace inevitable probar alguno de los platos de caza que los bares y tabernas del lugar cocinan con esmero, como el venao en salsa -o a la plancha- o la ensalada de perdiz -o en escabeche- o el arroz con liebre, por solo citar. Vengan o no al caso, conviene no olvidarse de las gachas y migas manchegas, todo ello regado con un vino de la tierra. Nombres propios en la hostelería local son el Hostal Restaurante Casa Apelio y La Taberna del Abuelo Joso, con sus cuidadas y exquisitas tapas y “pachanguitas”.

Ah… como curiosidad, nuestra moto cumplió en esta ruta sus primeros 111.111 kilómetros. No está mal.

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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