Asturias en un hombre

Desde el lago Ercina hasta el mirador de Camarmeña, desde el embalse de Rioseco hasta el Gamoniteiru, desde el valle de Saliencia hasta la playa de la Griega, desde San Antolín de Ibias hasta Proaza. La brava mar de Pría, el salto cristalino de Xurbeo, los cielos encapotados de Sotres, las inacabables panorámicas del Fitu, el frío de La Raya, el rumor de Ponga, la espada de Pelayo, la niebla de Pajares, el románico del Naranco, los hórreos de Bueño, las sidras en Cimadevilla, los baches de Arnicio, la angustia vertical de Ruayer, los arcoíris de Llanes, las fabadas de El Abuelo, los argayos en Tineo, todos los bosques de oriente y occidente y cada metro de las carreteras del Principado. Las hojas anaranjadas del otoño, las noches estrelladas del verano, la gélida blancura del invierno, la explosión de colorido en primavera. La mirada del zorro, los juegos de las ardillas y la berrea del ciervo en Aller. Asturias entera estaba en Constantino Suárez Díaz.

Le perdimos el pasado 20 de enero, repentinamente. Se fue sin ninguna estridencia; así vivió y así murió. Tenía 61 años.

Nos ha dejado un hombre íntegro, sencillo, trabajador, amable y cabal. Sobre la moto se mostraba preciso, elegante, sensato. Rodar a su rueda suponía un aprendizaje continuo. Predicaba con silenciosa maestría a lomos de su RT, siempre impecable, con una conducción fina y un conocimiento absoluto de la tierra que amaba, a la que tanto fotografió.

En los días posteriores a su fallecimiento, se produjeron innumerables muestras de cariño que describen a la perfección lo que representaba Tino: “un motero de otra época”; “se nos fue un grande de la moto y una gran persona”; “¡qué gran huella has dejado!”; “la familia motera llora la pérdida de uno de sus grandes pilares”… Hemos quedado huérfanos; el vacío para Ana, su mujer, es infinito.

Tras su inesperada marcha, es momento de que quienes tuvimos la fortuna de contar con su afecto le honremos con todos los honores. Y así será. Que la tierra te sea leve, maestro, compañero, amigo del alma.

Quique Arenas.-

Febrero 2022 // Nº 82 Revista Motoviajeros – Kirguistán