MOTOVIAJEROS.ES
Puerto y túnel de Cotefablo Puerto y túnel de Cotefablo
La carretera N-260, también llamada “Eje pirenaico”, es una vía sobradamente conocida por quienes visitan los Pirineos catalanoaragoneses, ya que por mucho que te... Puerto y túnel de Cotefablo

El puerto de Cotefablo en moto, en el Eje Pirenaico.

La carretera N-260, también llamada “Eje pirenaico”, es una vía sobradamente conocida por quienes visitan los Pirineos catalanoaragoneses, ya que por mucho que te quieras perder, tarde o temprano acabarás condenado a transitar por ella.

No te dejes engañar por esa “N” de Nacional, ya que aunque parte de su recorrido merece ese calificativo, muchos tramos no se los desearías ni a la más descacharrada de las carreteras secundarias… Por ejemplo, el recorrido que nos ocupa, entre Fiscal y Sabiñánigo. Desde el año 2012, una flamante variante de 25 kilómetros, un túnel de 2.600 metros y 100 millones de euros del ministerio de Fomento acabaron con la “herradura” del retorcido y claustrofóbico puerto de Cotefablo, acortando el tiempo de trayecto en un espectacular 75% (de 70 minutos a poco menos de un cuarto de hora), y la distancia en casi un 50%. Este nuevo tramo, obviamente, siguió denominándose N-260, mientras que el antiguo… ¡también! Una anomalía como yo no conozco dos iguales, más aun tratándose de un largo trayecto de casi 60 kilómetros: ni una miserable “a” minúscula detrás del “260”, ni ningún otro tipo de nomenclatura diferenciadora. Quien tenga la desgracia de sufrir un accidente en este tramo, ya puede afinar a la hora de dar su posición a la caballería salvadora…

Evidentemente, la familia Pongamos-García (con los esquís en la baca del coche, y sus dos repelentes críos dando la murga en el asiento posterior) agradecerán muchísimo esa nueva variante para llegar rápido y sin marearse demasiado a su resort de Jaca, pero… astuto lector, adivina cuál es el tramo que gusta más a los moteros ávidos de curvas y alérgicos al tráfico enlatado dominguero… Tú lo has dicho amigo, el puerto de Cotefablo es otro de esos “patios de colegio” para niños grandes que cabalgamos juguetitos de dos ruedas.

El puerto de Cotefablo en moto, en el Eje Pirenaico.

Lo ataques por donde lo ataques, en la cima del puerto te espera el túnel de Cotefablo, de 683 metros de longitud, sin arcenes y con una estrechez de carriles que obligó a poner semáforos en sus dos bocas para que los vehículos pesados no se cruzaran en su interior. Dicho túnel se excavó en 1935 -mal año, ya que durante la guerra estuvo a punto de ser dinamitado-, y tiene las señales de coronación del puerto en sus dos bocas, ya que el tramo es estrecho hasta lo casi intolerable, pero como mínimo es recto y sin inclinación.

Ah, y hasta 1993 no tenía iluminación artificial, lo que nos lleva a contar la historia del ciclista alemán Raimund Dietzen, cada vez más exitosa hasta el día que su cabeza se topó con la dura bóveda del túnel de Cotefablo.

Raimund Dietzen se profesionalizó en el año 1982, y poco después fichó por el mítico Teka de Marino Lejarreta, Eduardo Chozas y él mismo. Entre 1984 y 1988, su nombre siempre sonaba entre los mejores clasificados de la Vuelta Ciclista a España, incluyendo los subcampeonatos de 1987 y 1988. Pero la desgracia le esperaba en la edición de 1989; en la decimotercera etapa (Benasque-Jaca), Dietzen se estaba disputando el maillot amarillo con Perico Delgado, y el pelotón debía recorrer el túnel de Cotefablo, por aquel entonces aún a oscuras. Con los compañeros de pelotón gritando para marcar su posición y completamente a ciegas, Dietzen tropezó y cayó, golpeándose fuertemente la cabeza. Allí se acabó su Vuelta a España, y también su carrera profesional, aunque eso todavía no lo sabía: seis meses después, con cefaleas, pérdida de memoria inmediata y cicatrices todavía visibles, volvió a coger la bicicleta en la Vuelta a la Rioja, pero se retiró al cabo de pocos kilómetros para no volver nunca más.

El “alemán del Teka”, como machaconamente le llamaban los periodistas de la época, demandó a Unipublic, organizador de la Vuelta, que años más tarde admitió su culpabilidad por permitir el paso no neutralizado de los corredores por un punto tan peligroso, pagándole una indemnización de 480.000 euros.

Raimund Dietzen se ha establecido en la costa de Tarragona, dirige un hotel en Cambrils, y sigue saliendo en bici: han pasado los años, pero sigue teniendo ese cuerpo fibrado que se le supone a un ciclista.

Para Motoviajeros, Manel Kaizen
(Imágenes Manel Kaizen / Google Maps)

Compartir

Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

  • Antonio

    16 noviembre, 2018 #1 Author

    En septiembre realicé una transpirenaica “a ciegas” sin conocer las carreteras. Buscando los tramos más revirados recorrí esta N-260 (pese a que en Aínsa me recomendaron la otra nacional para llegar al Monte Perdido), y la describiría como…adrenalítica! Una pasada. Con una naked, de 500c de 2005 y cargada de peso, la disfruté como un niño chico. No me quiero imaginar con una bestia mayor.

    A añadir a este recorrido, recomendaría la HU-631. Una carretera que atraviesa una larga garganta natural, en la que disfrutar del recorrido sin tanta “alegría” como en la N-260. La original, este verano estaba de obras por mantenimiento, así que en adelante, tendría que haber mejorado su asfalto. El desvío por las obras obliga a pasar por Puyarruego y Buerba, por una carretera nada despreciable, bien asfaltada, por laderas y con grandes vistas.

    Responder

Deja un comentario

CLOSE
CLOSE