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Motocomadres: sigue la tradición Motocomadres: sigue la tradición
Son las 6 de la mañana y apenas he podido dormir. Se ve una luz que entra por la ventana. ¿Será posible? Me levanto... Motocomadres: sigue la tradición

Son las 6 de la mañana y apenas he podido dormir. Se ve una luz que entra por la ventana. ¿Será posible? Me levanto de un salto. ¡Sí! El cielo está despejado, por fin. Somos 368 mujeres, moteras que defendemos nuestro espacio en el mundo del motor. Desde mujeres que acompañan al piloto en la aventura hasta mujeres que ellas mismas son una aventura, pilotos de talla venidas desde diferentes puntos de Asturias, León, Palencia y Madrid.

Es el tercer año que celebramos “Les Comadres” de una forma especial. Como antaño, nos juntamos las mujeres de la familia, en este caso una familia motera. Nosotras celebramos la libertad, siendo libres. Las dos ruedas nos aportan eso: independencia, fuerza, vitalidad… Es nuestro mundo y estamos orgullosas de él.

Por fin el sol nos acompaña en este día. 90 kilómetros de ruta, una serpiente multicolor de 56 moteras que surca el asfalto negro. Café, curvas, cuero, gasolina, buen rollo y amigas. ¿Qué más podemos pedir? Salimos a la 11 de la mañana de Gijón, cruzamos desde Roces a Tremañes por un trozo de autopista y así evitar el tráfico, enseguida cogimos la nacional. Nos desviamos a Guimarán, una carretera con muchas curvas y muy buen asfalto. Rotonda de Tabaza y dirección Cancienes, ahí se duplican los carriles y abrimos un poco de gas para disfrute de las chicas. Villabona, Serín…

A la altura de La Miranda nos encontramos con la Guardia Civil, que nos acompaña delante de nosotras un ratín. Paramos en Pruvia a tomar un pincheo. El sol favorecía quedarnos en la terraza, así que ninguna entró en el restaurante. Retomamos ruta hacia Gijón pero nos salimos en el desvío a Cabo Noval. Preciosos paisajes, sol, calor… Cruzamos Noreña, los niños nos saludan a nuestro paso; la verdad que es un espectáculo. Hacemos “una madera” que siempre nos encanta, desde arriba se ve Gijón con el mar al fondo, un paisaje de ensueño. Otro trocín de autopista para no cruzar Gijón y acabamos la ruta comiendo en restaurante el Rinconín de Deva.

Los chicos no nos acompañan pero siempre están ahí, haciendo fotos, ayudando con los preparativos, dando apoyo moral. Son grandes, ¡muy grandes!

Tenemos patrocinadores que nos ayudan a que este evento tenga el éxito que tiene y que año tras año va en aumento. Hemos sorteado dos cascos, una chaqueta de cordura, un curso de pilotaje, un carnet A, dos pares de guantes, ropa térmica, una cámara, un montón de botellas de vino, camisetas y varios regalos más… Las chicas se van encantadas, y yo estoy feliz de que todo el trabajo tenga un final agradable.

Los nervios no se van hasta que sale la última del restaurante, ya se acabó todo. ¿Y ahora qué? Ahora la junta directiva y el comité de ruta nos vamos a tomar una botella de sidra para relajar los nervios. ¿Cuál es la conversación? Lo bien que ha salido todo, los fallos, lo que se puede mejorar, analizas la situación. Y al final, ¡te das cuenta de que ya estás planeando la del año que viene!

Gracias a todas las chicas por la participación, por el buen rollo, por la colaboración y por la paciencia. Os esperamos a todas el último domingo de febrero en Asturias. Preciosos paisajes y carreteras llenas de curvas que hacen de cada ruta una experiencia maravillosa.

Para Motoviajeros, Aída Puertas. Presidenta de Motocomadres.-
Fotos: Dulce María García, Cape y Rober (Old Bikers)

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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