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Fuentes del Nilo, Expedición Turkana 2020 Kenia – Uganda Fuentes del Nilo, Expedición Turkana 2020 Kenia – Uganda
Este es el tercer viaje en moto del equipo de “One Life, Live It” a Turkana, donde la aventura humana y deportiva van de... Fuentes del Nilo, Expedición Turkana 2020 Kenia – Uganda

Fuentes del Nilo, Expedición Turkana 2020: Kenia - Uganda.

Este es el tercer viaje en moto del equipo de “One Life, Live It” a Turkana, donde la aventura humana y deportiva van de la mano. Desolada y desértica, ocupa el norte de Kenia, en la frontera con Uganda, Sudán y Etiopía. Un destino duro y tórrido por la falta de agua potable y la escasez de recursos para sobrevivir, pero amable y hospitalaria cuando encontramos a los Turkanas, a los misioneros de la Comunidad de San Pablo Apóstol y a nuestros amigos de Cirugía en Turkana con sus increíbles proyectos de educación y sanidad.

En nuestros viajes siempre hay una parte solidaria, aunque en la balanza siempre salimos ganando por todo lo que nos llevamos dentro. Este año gracias a la generosidad de la Fundación Bernard Sunley donamos dos KIBO K160, ideales para ayudar en las tareas del dispensario médico y las escuelas de la misión.

Turkana ya se ha convertido en una cita obligada. Cada año nos proponemos llegar por una ruta diferente y que suponga un reto mayor. El plan esta vez era arrancar en Kisumu, al suroeste de Kenia y a las orillas del lago Victoria, un comienzo con sabor a Aventura, “Doctor Livingstone, supongo”. Y desde allí adentrarnos en Uganda para descubrir el nacimiento del Nilo, en Jinja. Recorrimos por tierra y por agua los primeros de los 6.800 kilómetros del segundo río más largo del mundo, tras el Amazonas.

Personas.

Continuamos rumbo norte por las pistas de tierra roja de una Uganda amable y fértil. Hay abundancia de fauna y vegetación. El agua es vida y eso se nota en la mirada de los niños, se les ve felices, sonrientes, se arremolinan en torno a nosotros, se suben a las motos, juegan. Seguimos por pistas rápidas hasta los pies del monte Elgon en busca de Sipi Falls, un vergel de cascadas, montañas y selva. Sabemos lo que nos espera en Turkana y el contraste es brutal.

Según ascendemos hacia Kidepo, el agua comienza a escasear, los rostros se tornan más duros y serios, el camino se llena de mujeres y niños porteando el agua durante kilómetros hasta sus aldeas, con los característicos bidones amarillos que ya se han convertido en un símbolo de lucha por el agua.

Savannah Lodge, Kidepo.

Por fin alcanzamos la reserva natural de Kidepo, en la frontera con Sudán del Sur, imagínate la sensación cuando descubres desde la moto elefantes, jirafas, cebras, búfalos, te sientes afortunado y tambien cómo la adrenalina recorre tu cuerpo.

Fauna.

Kenia está muy cerca, estudiando el mapa se nos mete en la cabeza hacer rumbo directo por el paso de Oropoi. Preguntamos a militares y nos confirman que se puede, aunque nos advierten que la pista es dura, especialmente para el Toyota que llevamos de asistencia. Lo que no imaginábamos es que este paso se convertiría en el “reto” del viaje, una complicada trialera que desciende 1.000 metros en los pocos kilómetros que separan Uganda de Kenia.

Fuentes del Nilo, Expedición Turkana 2020: Kenia - Uganda.

Tocamos suelo keniano con una sonrisa de satisfacción, como niños por haberlo conseguido, pero no encontramos el puesto fronterizo. Así que entramos en el país de una forma un tanto irregular. Estamos en plena estación seca, pero el cambio climático hace que el cielo se desplome sobre nosotros, nos inunda ese olor a tierra mojada que tanto me gusta. En pocas horas los ríos se desbordaron, inundando las carreteras que los cruzan y obligándonos a quedarnos en Kakuma. En esta olvidada población sobreviven más de 200.000 personas en el mayor campo de refugiados de África. Nuestros amigos de Cirugía en Turkana llevan años trabajando como voluntarios en el hospital local y pasamos a saludarles antes de seguir hacia el lago Turkana.

Llegando a Lodwar nos adelanta de nuevo la tormenta y en menos de una hora, un río de lodo nos corta el paso. Alrededor se arremolinan cientos de personas esperando que el nivel baje y permita cruzarlo, parece una fiesta, la gente disfruta con el acontecimiento. Como puede tardar horas o días, negociamos y metemos las motos en un camión portacontenedores que se dispone a cruzar y así por fin llegamos a la ciudad. Nos merecemos un descanso.

Fuentes del Nilo, Expedición Turkana 2020: Kenia - Uganda.

Amanece temprano y nos dirigimos a orillas del lago Turkana, el Mar de Jade, 250 x 40 kilómetros de agua salobre, pero, aunque no sea potable las tilapias y percas del Nilo si alimentan a los turkanas. Aquí nuestra aventura motera termina y comienza la aventura humana. No podemos resistirnos a darnos un baño en sus aguas. Ya con una Tusker en la mano, la cerveza local, nos enteramos de que los cocodrilos han hecho de las suyas, la semana anterior habían devorado a la mujer de un pescador Turkana.

Guillermo y Jesús regresan a España, mientras que Reme, Topo y yo nos quedamos una semana más con Carmen Hernández y su equipo de cirujanos, para ayudar en lo que podamos e intentar dar nuestra mejor versión. Son los daktaris mzungus, como los llaman aquí, y llevan 17 años asistiendo al pueblo Turkana en el hospital público de Lodwar, la capital del condado. Realizan más de 200 cirugías, y atienden a 700 pacientes en cada campaña. Traumatólogos, ginecólogos, microbiólogos, anestesistas, cirujanos, enfermeras y estudiantes, haciendo “justicia social, no caridad”, como Carmen define su labor.

Imágenes para recordar.

Es una semana de mucho calor, y de experiencias muy intensas, compartiendo el día a día con todos ellos, viendo cómo trabajan sin descanso y poniendo todo su conocimiento y cariño en cada Turkana: cambiándoles la vida.

Aprovechando el fin de semana todo el equipo de Cirugía en Turkana se desplaza a la misión española San Pablo Apóstol, en Nariokotome. Allí médicos y misioneros, que trabajan de la mano en el desarrollo del pueblo Turkana comparten esos días información, proyectos y también buenos momentos con una Tusker en la mano. Nariokotome es también el destino final de las dos Kibo que donamos y que el padre Antonio pilota como lo hace con su avioneta y cualquier “cacharro” que le permita recorrer toda la región echando una mano a quien lo necesite.

Donación de una Kibo.

Kibo es una marca keniana. Son motos robustas, fiables y pensadas para viajar en África, donde en una piki-piki viaja toda la familia con su equipaje, ganado y lo que se tercie. Durante los 2.000 km de nuestra aventura las Kibo han resistido sin un solo fallo, y el recorrido no ha sido fácil, por lugares realmente muy duros, incluyendo trialeras, arena y vadeos. Un chasis fabricado en España y motor japonés, buena combinación.

Su planta de montaje está en Nairobi y su equipo humano nos ha ayudado desde el primer momento, cediéndonos las motos para el viaje y todo el soporte que necesitásemos.

El agua, ese bien escaso en tantos y tantos lugares de África.

Como guinda a la expedición, el embajador de España en Nairobi, Javier García de Viedma, aprovechó la campaña de Cirugía en Turkana para volar hasta Lodwar y conocer el proyecto de primera mano, así como visitar las misiones de Lobur y Nariokotome. Además de diplomático, ¡Javier es motero! y con las dos KIBO que dejamos en la misión pudimos visitar las escuelas y el dispensario médico, que construyeron y gestionan los misioneros. Allí albergan a más de 3.000 niños, procurándoles dos comidas diarias y educación.

Quiero dar las gracias a Topo, viajero experimentado y gran tipo, con el que viajar por África es siempre una aventura, capaz de gestionar los momentos más críticos con la mejor de sus sonrisas. A los amigos de Kibo por ayudarnos con sus motos y amistad, a Shiro Helmets y Lucía que siempre nos apoya con los cascos, guantes y gafas que vamos dejando por el mundo, a Carmen y a todo el equipo de Cirugía en Turkana, no tengo palabras para agradecer la experiencia que hemos vivido con ellos en la consulta, en el quirófano, viéndoles cambiar la vida de los más desfavorecidos. Gracias al padre Antonio, Patrizia, Escolástica, Alex y todos los misioneros que invierten su vida en ofrecer cuidados y educación a los Turkana. Gracias a Javier por su apoyo a los proyectos solidarios desde la Embajada Española, y a mis compañeros de aventuras, Guillermo Méndez, Jesús Alonso y Reme Morán, infatigables y siempre optimistas.

One life, live it!

One Life, Live It.

Texto y fotos: Luis Heras.-

Para mí que una aventura no depende de la distancia a la que estás de tu casa, sino de lo que te has alejado de tu zona de confort. Y yo me fui lejos. Muy lejos. Una ruta de 2.000 km, casi todo fuera del asfalto, y con una pierna recién operada, era uno de esos retos que asumes porque tienes fe ciega en quien te dice que puedes.

Subirme a la moto y llegar cómodamente al suelo fue la primera de las satisfacciones que la KIBO 250 me iba a dar. Después vinieron los socavones que se comía sin protestar, las pistas de tierra y polvo, los ríos de arena, pedregales, vadeos… todo un curso acelerado de off-road por tierras africanas.

Remedios Morán.

Cruzamos Uganda de sur a norte, Kenya y hasta un poquito de Sudán del Sur, pero los que viajamos en moto sabemos que lo que realmente recorres son emociones: el rumor de los rápidos del Nilo, los sonidos de la noche en la sabana ugandesa, los cantos de los masai; el olor de la tierra después de la tormenta y el del pescado seco en el lago Turkana.
Algunos se preguntan por qué viajamos así, peleando con el con calor o el polvo… Los que viajáis en moto conocéis esa sensación que tenemos cada mañana y que te engancha, en cuando te subes a la moto, se tensan los músculos y se relaja el espíritu.

Pasan los días llenos de kilómetros, de paisajes y de rostros anónimos. Y por un momento crees que nunca tendrás que regresar.

La moto va estupendamente, y se van despertando los sentidos, pero no los que la gente cree: el sentido de la aventura y el de la amistad. Y hasta el sentido común! cuando recuerdo que esas mismas motos se quedarán en Nariokotome, mejorando algo la vida de alguien… Esa perspectiva le da más profundidad al viaje si cabe: devolver algo de lo que la vida te da.

Al final, esta aventura consiguió que una asfaltívora como yo no deseara volver a la carretera. Pude comprobar que pese a ser asturiana aun puede sorprenderme la lluvia, que hay lugares asombrosos donde la vida es tan bella como exigente, y que a esos lugares, se llega en moto.

No hace falta decir a un motoviajero que ya estamos pensando en la siguiente…

Remedios Morán.-

Más información:

https://www.cirugiaenturkana.com/
https://mcspa.org/es/
https://kibo.bike/
http://www.shirohelmet.com/
http://www.bernardsunley.org/
http://www.toposafaris.com/

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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