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Nepal en moto: El valle de Mustang Nepal en moto: El valle de Mustang
Protegido en lo más profundo de la cordillera más salvaje del planeta, vigilado por el pico Dhaulagiri y el conjunto de los Annapurna, el... Nepal en moto: El valle de Mustang

Los vadeos son frecuentes en el Valle de Mustang.

Protegido en lo más profundo de la cordillera más salvaje del planeta, vigilado por el pico Dhaulagiri y el conjunto de los Annapurna, el valle del Mustang es uno de los últimos rincones accesibles en moto del Himalaya.

Le teníamos ganas al valle del Mustang. Desde mi adolescencia había oído hablar de este mítico valle situado en el corazón de Nepal. En mi niñez solo los mas intrépidos aventureros occidentales habían conseguido penetrar en sus entrañas.

El explorador y geólogo suizo Toni Hagen en 1952 fue el primer occidental conocido en entrar en este valle y no fue hasta 1964 cuando Michel Peissel fue el primero en pasar la noche en Lo Mantang, capital del reino. Hubo que esperar hasta 1992 para que el valle del Mustang se abriera oficialmente, aunque con restricciones, a los extranjeros. Entonces fueron únicamente los escaladores más expertos en costosas y elaboradas expediciones que buscaban culminar picos míticos como el Daulaghiri o alguno de los Annapurna los que habían conseguido hollar semejante territorio. Es, por tanto, una de las regiones con población estable de nuestro planeta que más ha tardado en poder ser visitada.

Nepal en moto, con Gustavo Cuervo.

En marzo de 2018, en compañía de mis amigos más osados, nos fuimos a conocer este valle lleno de misterios. El reino Lo de Mustang es un territorio con dinastía real propia que rendía pleitesía al rey de Katmandú hasta la revolución de 2008; con la llegada al poder del partido comunista, fueron abolidas todas las dinastías reales del Nepal.

EN RUTA HACIA POKHARA. La ruta entre la capital del Nepal y la tercera población del país, Pokhara, junto al lago Pewar es para mí de esas rutas “pestosas” que unen las principales ciudades en los países en vías de desarrollo. Hasta finales de la década de los 60 del pasado siglo, a Pokhara solo se podía llegar caminando.

Había recorrido parte de esta ruta en el año 1990 con mi esposa Chelo, sobre una Suzuki 250 GN que había alquilado a un particular en Katmandú. Entonces nadie pensaba en alquilar motos en Nepal (ni en casi ningún otro país del mundo). Fue complicado y hasta asumí el riesgo de dejarle mi pasaporte al propietario para que me dejara su moto. La carretera hasta Pokhara no ha cambiado mucho desde entonces, si acaso que hoy aún hay más circulación.

La vorágine de Katmandú.

En Nepal se conduce por la izquierda y sin llegar a ser un tráfico tan complejo como el del norte de India, ni mucho menos su vecino Pakistán, sí que hay que rodar siempre con mil ojos, anticipando los movimientos de peatones, coches y camiones que, como sucede en tantos otros lugares de poca historia circulatoria, impera la ley del más grande. Ya se sabe, los camiones “mandan” sobre todos los demás, después los coches, motos, bicis y peatones, por este orden.

Asfalto muy sucio y roto en múltiples tramos es algo que ya teníamos asumido de antemano y con motos de enduro resulta hasta divertido, o mejor dicho más entretenido que las buenas carreteras de firme impecable. Una etapa de enlace en la que ya se disfruta de los paisajes del país del Himalaya. Se viaja de continuo buscando los valles de ríos caudalosos y paredes de fuerte pendiente, con lo que son frecuentes los derrumbes y por tanto los cortes de carretera. Entre continuas curvas, de vez en cuando una aldea se intuye en las zonas menos abruptas. Aprovechando los pequeños recodos del río que dejan plataformas de aluvión menos pendientes, espacios que son utilizados para cultivar en terrazas la planta que más ha propiciado el desarrollo de la Humanidad; el arroz. Paisajes idílicos, vida tradicional y gentes de pequeño tamaño y gran fortaleza, bregados a trabajar y arrancar el sustento básico a la cara sur de la cordillera que concentra las mayores elevaciones de la Tierra.

Gustavo Cuervo, con niños nepalíes.

En la turística población de Pokhara, antiguo nudo de comunicación de la ruta comercial Tibet-India, empezaba realmente la aventura. Ha sido fulgurante el desarrollo de esta ciudad rodeada de asentamientos de refugiados tibetanos que huyeron de la represión China durante la revolución cultural que provocó la salida de Tibet del Dalai Lama, cuando unos 300.000 tibetanos se refugiaron en Nepal. Su principal atractivo es el lago Pewar y su mejor vista panorámica se tiene desde la pagoda de la Paz, a la que se sube por una sinuosa carretera y unos cientos de escalones. Desde aquí se contempla como esta urbe es la que ostenta el record mundial de desnivel con sus alrededores. En apenas 30 km al norte se eleva la cordillera del Annapurna y su espléndido pico el Macha Puchare, venerado por la población local y sagrado para el Dios Shiva, por lo que no está permitida la escalada.

Callejeando con las motos de enduro por Tatopani.

En dirección norte la carretera penetra por el valle del río Kali Gandaki, que se encaja entre picos de 8.000 al este y oeste. Apenas unas decenas de kilómetros y el asfalto desaparece definitivamente. Una pista bastante rota y variada con zonas muy bacheadas, embarrada a tramos, pedregosa en otras. Es lo que buscábamos, puro enduro. Los pocos autos que transitan deben ir obligatoriamente muy despacio, la moto de enduro está en su terreno y disfrutamos dando gas en cada tramo hasta llegar ya con los músculos tensos y la sonrisa en los labios a Tatopani.

Las pocas aldeas que se estiran a lo largo de este valle conservan la estructura y modo de vida de hace centurias. Atravesar estas aldeas de gentes muy humildes, de calles estrechas y escalonadas cuyos habitantes no ven ningún daño al paso de las motos -si no que se alegran-, es integrarte en un mundo de valores sencillos y naturales.

Atravesando con las motos un puente suspendido, en Nepal.

PUENTES SUSPENDIDOS. La ruta continua hacia el norte y pronto hay que utilizar una de las principales características de esta ruta: los puentes suspendidos. Puentes colgantes que saltan el río y son suficientemente sólidos para soportar bien el paso de las motos (mejor uno a uno); no se mueven demasiado, pero al cortar el paso natural de las corrientes atmosféricas ponen a prueba a quien se atreve a pasarlos sobre dos ruedas por sus fuertes ráfagas de viento.

El centro administrativo del valle se encuentra en Johnson, donde en 1982 se construyó un aeródromo que se ha convertido en la puerta de entrada para los senderistas que visitan este escondido rincón del planeta y donde la policía revisa a conciencia los permisos de cada uno de los integrantes de las expediciones. Hay dos tipos de permiso. El básico, por unos 60 Dólares USA, y el completo (600 Dólares), que te autoriza a llegar hasta Lo Matang. Si lo que quieres es subir -o al menos intentarlo- a alguno de los picos de 8.000 metros que te rodean, los precios se multiplican. Los permisos de trekking y escalada son una de las principales fuentes de ingresos en divisas de este pequeño país.

El equipo, en Nepal.

BAÑOS PURIFICADORES. Muktinath fue en esta ocasión nuestro punto más alto dentro del valle. Un conjunto religioso situado a 3.700 metros de altitud donde peregrinan hinduistas y budistas y se dan los baños rituales de purificación. En el pueblo, comida en el afamado hostel Bob Marley. Hay verdadera devoción en esta zona por el cantante jamaicano. Son frecuentes los camiones con dibujos del rastafari y su cigarrillo de marihuana entre los labios. Mejor no pensar que algunos conductores profesan devoción por los placeres de la planta del placer.

El río que vertebra el Mustang es el Kali Gandaki y su cauce sin pista la única vía de penetración. En marzo, época muy lejana de los monzones, no lleva demasiada agua. Su cauce es vadeable en muchos puntos, por la mañana temprano o bien avanzada la tarde. Como todos los ríos alimentados por las nieves del Himalaya es temprano o ya muy tarde cuando presentan su menor caudal. Durante las horas centrales del día el caudal es mucho más intenso. Esta variación se debe al deshielo de las nieves de las cumbres de los centenares de picos que rodean este valle y que tienen lugar durante las horas centrales del día. A la ida tuvimos que realizar varios vadeos, uno de ellos casi en el limite de lo prudente para superarlo. A la tarde mejor ni intentarlo por el mismo sitio, que ya el nivel había subido más de medio metro con respecto a la mañana. Tuvimos que buscar un paso alternativo.

Nuevas amistades en el camino.

El enduro turístico en Nepal es una ruta de nivel medio alto. Muchos pasos estrechos, escalones, vadeos y zonas pedregosas o arenosas se suceden de continuo. Si de verdad te gusta el enduro turístico, este es uno de los mejores lugares del planeta para hacerlo. Naturaleza prodigiosa y variedad de terrenos y una altitud moderada a pesar de estar en el corazón del Himalaya, no en vano esta considerado como el cañón más profundo del mundo por estar flanqueado por picos de más de 8.000 metros. A mi modo de ver no tardaran mucho en prohibir el paso de motos debido a la presión de los senderistas llegados de todas partes del mundo, aun a pesar del agrado con que la población nativa ve a los motoristas.

EN LA SELVA. Finalizamos la ruta de enduro en Pokhara, a partir de aquí viajamos a Chitwan en la llenura del Terai, una selva donde habitan tigres y rinocerontes asiáticos. La ruta hacia el sur y el regreso a Katmandú es por carretera y las motos de enduro no tienen mucho sentido así que cambiamos las motos por las clásicas Royal Enfield tan populares en India. Es otro concepto, otro viaje. Como hacer dos rutas en una. A golpe de “pistonadas” del mono-cilíndrico viajamos hasta Chitwan (que significa corazón de la selva). Saliendo de los Himalayas el paisaje pronto se relaja, se amansa en rellanos salpicados de campos de arroz.

Preciosa imagen al atardecer, a lomos de los elefantes.

La manera normal de ver a los rinocerontes (los tigres son mucho más esquivos) es un paseo en elefante por el interior de la jungla, y lo hicimos, pero además tuvimos ocasión de ver un ejemplar ¡en las calles de la ciudad! Una experiencia insólita de esas que te suceden a veces cuando estás en el lugar preciso, en el momento oportuno. Impresiona ver a semejante animal salvaje deambulando entre casas para alborozo de los chiquillos y preocupación de los padres.

Un par de días para estrujar al máximo nuestra visita a Nepal nos llevó hasta el impresionante monasterio de Namo Buda, a las afueras de la capital.

Rinoceronte en Chitwan.

Mientras paseo entre estupas y estudiantes budistas con sus túnicas carmesí intento resumir en mi mente qué ha sido para mí este viaje por Nepal. Tras un rato de meditación, lo tengo claro. Lo más destacable no son los paisajes espectaculares de las montañas más altas del mundo. No son los magníficas emociones que proporciona una moto de enduro cuando pasas un puente colgante o te esfuerzas en una senda, ni siquiera son las gentes con las que te encuentras por el camino, esas que tanto te enseñan. Lo tengo claro, lo más destacable es el sentimiento de amistad real que se crea en un grupo de viaje cuando este tiene dificultad. Soy un privilegiado en poder viajar con mis amigos, esos que me acompañan en las exploraciones. Esos que jamás se quejan ante las dificultades y que solo arriman el hombro. Los que dan la cara y no critican por detrás, si no que esperan a la noche para charlar y comentar con libertad y confianza las incidencias del día y lo que se puede mejorar. Todo antes de continuar con la ilusionante planificación del siguiente día. Gracias Emilio Quesada, Luis Heras, Javier Urbón, Javier Casanueva Senior & Junior, Carlos Villar, Javier Vallejo, Ángel Baito. Nos vemos en la próxima aventura.

Nepal, uno de los países más fascinantes del mundo para recorrer en moto.

¿QUIERES VENIR CON NOSOTROS? No es fácil realizar esta ruta en moto por Nepal, pero no es imposible. Si quieres sentirte pionero entre picos de más de 8.000 metros de altitud puedes hacerlo en los viajes que organiza Gustavo Cuervo World Tours. Una ruta completa mitad enduro y otra mitad de carretera con las singulares Royal Enfield Himalaya. Durante 10 días viviendo en el país del Himalaya guiado por el más experto viajero español con mas de 30 años de experiencia y con la asistencia de sus amigos locales. Una ruta muy completa con la mejor hotelería y todo incluido para que solo te dediques a disfrutar. La ruta de solo enduro es mucho más exigente, solo para muy expertos, entrando en los valles de Manang y el Mustang. Tendrás sensaciones de ser un verdadero pionero.

Para Motoviajeros, Gustavo Cuervo
Embajador BMW Motorrad España

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Quique Arenas

Director de Motoviajeros, durante más de 25 años, en sus viajes por España, Europa y Sudamérica acumula miles de kilómetros e infinidad de vivencias en moto. Primer socio de honor de la Asociación Española de Mototurismo (AEMOTUR), embajador de Ruralka on Road y The Silent Route. Autor del libro 'Amazigh, en moto hasta el desierto' (Ed. Celya, 2016) // Ver libro

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